157.2 La participación como práctica social: Actores y construcción de subjetividades

Wednesday, August 1, 2012: 2:50 PM
Faculty of Economics, TBA
Oral Presentation
Ana María PÉREZ RUBIO , Centro de Estudios Sociales - UNNE, CONICET , Resistencia -Chaco , Argentina
Federico BUTTI , Centro de Estudios Sociales, Universidad Nacional del Nordeste, Resistencia - Chaco , Argentina
Los estudios acerca de los procesos de participación, especialmente en el marco de las políticas sociales, sostienen una visión fragmentada, como si los mismos tuvieran lugar en un vacio histórico. Por el contrario, nosotros sostenemos una noción de la participación como práctica situada que reconoce las determinaciones culturales y subjetivas.

En consecuencia, en la ponencia se analiza cómo se definen y significan los procesos de participación a partir de información construida mediante una encuesta en dos localidades de la región nordeste de Argentina, para definir ámbitos y prácticas de participación. Además, se efectuaron entrevistas semi-estructuradas, con vistas a caracterizar el modo cómo se subjetivan tales procesos.

Prevalece entre los encuestados una concepción amplia y diversa acerca de la participación que incluye tanto el simple formar parte de una organización, asociación o grupo como modos más activos y militantes en los que se incluyen la acción colectiva y la posibilidad de involucrarse en los procesos de toma de decisiones, asociándose esta variabilidad a las distintas condiciones materiales, sociales y culturales de los sujetos.

Pueden reconocerse las siguientes dimensiones en la noción de participación: una dimensión empática y/o afectiva que la vincula con distintas formas de socialidad; una dimensión ética, anclada en el deber solidario de ayudar al otro, más desfavorecido, en la que se implica siempre una noción de asimetría; una dimensión moralizante, sostenida por aquellos que son convocados más o menos coercitivamente a participar desde los organismos institucionalizados –Estado, Ong- y que opera como mecanismo de disciplinamiento; y finalmente, una dimensión política de la participación que reconoce la posibilidad de asumir responsabilidades en la vida social aunque esto no derive, en ciertas circunstancias, en la búsqueda del bien común, sino más bien con referencia a expectativas privadas orientadas hacia la afirmación del propio yo y la defensa de derechos individuales.