Saturday, August 4, 2012: 12:30 PM
Faculty of Economics, TBA
La moderna división del trabajo implicó la separación del trabajo “productivo” del “reproductivo”, identificando a los varones con el primero y a las mujeres con el segundo. Como en otros países, en Argentina, el crecimiento de la participación de las mujeres en el mercado de trabajo verificada desde mediados de siglo no implicó una redistribución del trabajo doméstico entre varones y mujeres, sino el surgimiento de la llamada “doble jornada” de trabajo para ellas, identificadas como las responsables de conciliar trabajo remunerado y no remunerado. En este país, el crecimiento más intenso de la participación de las mujeres en el mercado de trabajo -a partir de los años ochenta- coincidió con el retiro del Estado del lugar de garante de los derechos sociales. En este sentido, la escasa provisión de servicios públicos de cuidado acentuó las desigualdades en las condiciones en las que esa conciliación pudo realizarse. El caso de las empleadas domésticas es particularmente interesante. Por un lado, son la principal solución para la conciliación de trabajo remunerado y no remunerado de las mujeres de mayores recursos económicos. Por otro, ellas mismas deben conciliar ambos trabajos, dando lugar a soluciones variables, ensayadas desde una posición de enorme vulnerabilidad.
En este artículo trabajamos a partir de historias de vida, reconstruidas en entrevistas a empleadas domésticas que desarrollan o han desarrollado su trabajo en la ciudad de Mar del Plata, entre 1970 y 2010. A partir de ellas buscamos registrar sus estrategias de conciliación del trabajo doméstico remunerado y no remunerado y los cambios y permanencias que pueden rastrearse entre mujeres de distintas edades. Nuestra intención también es dar cuenta de los sentidos con los que esa conciliación fue investida, y los modos en que las representaciones e identificaciones de género los han condicionado.