Una nueva etapa comienza con el actual modelo económico adoptado por Chile desde los años ochenta, el cual ha fomentado la planificación de proyectos privados en la región, pero ya no de particulares o familias, sino de corporaciones que buscan la explotación de los vastos recursos naturales existentes. La neocolonización industrial de este territorio se ve representada hoy en día por grandes y polémicos proyectos hidroeléctricos en tramitación.
La lógica de la actual neocolonización de la Región de Aysén puede explicarse a partir de dos características de la estructura político económica chilena.
a) La centralización en la toma de decisiones (privadas y gubernamentales) característica del modelo republicano chileno.
b) La más reciente desregulación de las inversiones privadas y la planificación orientada por la rentabilidad de los proyectos.
El contexto bipolar de centralización y desregulación de la iniciativa privada ha provocado la emergencia de movimientos de oposición a estos proyectos, sustentados principalmente en la defensa del medio ambiente. Pero esta oposición también demanda una mayor participación en la toma de decisiones (descentralización) y una mayor planificación y supervisión en las estrategias de desarrollo (regulación). En resumen, el conflicto socioambiental emergente visibiliza las falencias de la actual estructura político económica del país, entregando asimismo perspectivas sobre el desarrollo futuro de la democracia chilena.