Entendemos que cada institución social plantea las eventualidades y las incertidumbres que acepta enfrentar así como percibe los peligros que la amenazan; y al hacerlos públicos, las reconoce y designa los actores significativos en cada ámbito de la vida cotidiana (Douglas 1973, 1985; Calvez 1998). Asumimos que la percepción del riesgo y, por consiguiente, su aceptabilidad, depende de los saberes disponibles sobre los procesos o fenómenos que potencian o producen riesgos y/o daños, y que a la vez significan y generan prácticas preventivas, en la estructura social.
Adoptamos una estrategia cualitativa, en proceso, que nos permita seleccionar casos, comparar las prácticas y representaciones en distintos contextos; y reflexionar sobre los problemas y las relaciones que la estructura social genera. (Menéndez 1994, 2002; Breihl 2003; Fassin 1999). Nos proponemos superar las limitaciones de los métodos de análisis causalistas de la epidemiología tradicional, que identifican el riesgo centrado en probabilidades y la prevención, en elecciones “racionales”, privilegiando la perspectiva socio-cultural como el complemento necesario de las políticas públicas en salud.