Sobre este trasfondo, puede percibirse la potencialidad de la concepción bourdieuana de la “dominación simbólica”, y del poder a ella ligada; concepción que se enraíza en una reapropiación del modo en que Weber tematiza la “legitimidad”, especialmente en lo atinente al “reconocimiento” que ella entraña y a la probabilidad de encontrar obediencia que así se genera. Sin embargo, la dominación simbólica no sólo implica esta dimensión de reconocimiento, por parte de los agentes sociales, de una específica capacidad (de producir un discurso, de ser “distinguido”, etcétera), también se asienta en el “desconocimiento” de los mecanismos sociales por los que esa capacidad, y los capitales a ella ligada, están desigualmente distribuidos en el espacio social. Desconocimiento que permite que esa desigualdad sea experimentada como “natural” (como propia de una “segunda naturaleza”) por tales agentes. Problemática, esta última, que implica una singular relectura de la concepción marxiana de la “ideología”.
En este sentido, nos interesará dar cuenta de cómo la concepción bourdieuana de la dominación simbólica se construye “con” elementos propios de estas dos teorías clásicas, pero sin descuidar como, esa misma operación, entraña elaborarla “contra” parte de lo planteado por tales autores. Pues es sólo en ese marco que puede indagarse el modo de dar lugar a una “subversión simbólica” de los mecanismos que (re)producen dicha dominación.