Fueron entrevistados (entrevistas semi-estructuradas) veintisiete ACS de la Regional de Salud del Núcleo Bandeirante. Además se utilizó fuentes secundarias y la observación directa del trabajo diario de las y los ACS. El estudio fue presentado al Comité de Ética en Investigación (DF).
Los estereotipos y roles tradicionales de género, difundidos y compartidos por los usuarios y los equipos de ACS tienden a naturalizar la mayor parte de las formas en que se manifiesta la violencia de género. Esto hace que el ámbito de la intervención (posible y deseable) se limite a las situaciones que pueden afectar a la integridad física de las personas. Pertenece a la lógica del PACS que los agentes compartan la realidad y los valores de la población usuaria. Por lo tanto, este aspecto, sin embargo, realmente importante para el establecimiento de la relación entre profesionales y usuarias, es simultaneamente, un obstáculo, cuando se trata de la forma de percibir y actuar contra la violencia. Frente a esta situación es necesario no sólo acciones sistematicas y adecuadas de formación, que apoyen nuevas formas de acción y control sistemático de este trabajo. También se hace urgente el desarrollo de iniciativas en el sector de salud que van más allá del PACS.