Por un lado, explicitaré la necesidad de alejarse de visiones que oponen tajantemente lo público a lo privado en el análisis de las experiencias urbanas, considerando que en la actualidad cuesta encontrar acuerdos compartidos respecto de lo que cada uno de dichos términos incluye y, por lo tanto, cómo se confrontan. Para ello, profundizando las visiones que acuerdan en hablar de un nuevo espacio público, propondré incorporar el concepto de regímenes de espacialidad, que abre el arco entre lo público y lo privado y extiende su definición más allá de lo espacial, incorporando en ella sujetos que también suelen etiquetarse en uno u otro polo pero que, como veremos, tampoco pueden ser reducidos a tal dicotomía.
En segundo lugar, problematizaré una visión frecuente de las investigaciones sobre las funciones policiales que opone formas públicas y formas privadas de gestión de la seguridad. Afirmaré que la “policía pública”, en tanto forma histórica particular del trabajo de mantenimiento del orden, asume lo que los autores anglosajones llaman “policing”, que engloba distintas tareas de vigilancia y control, y cuyas acciones pueden ser compartidas por varios grupos e instituciones. Desde este punto de vista, no es posible plantear la emergencia del mercado de la seguridad privada como respuesta a la crisis del Estado ni como una nueva forma de “privatización”, dado que se trata de una reconfiguración de la organización de las actividades de la sociedad.