Los cambios económicos también produjeron cambios territoriales que se expresaron en el surgimiento de megaproyectos inmobiliarios, obras viales de gran envergadura y cambios en el sistema de transporte.
Estos procesos de reestructuración económico-territorial de la ZMVM, generaron conflictos sociales que se pueden relacionar con el desenvolvimiento de las dinámicas económicas.
Los nuevos movimientos sociales urbanos que surgieron de esta reestructuración contemporánea coexisten con los que existían previamente, sin embargo presentan las siguientes diferencias:
Los grupos sociales demuestran una ideología y politización muy básica, en comparación de las organizaciones de las décadas del 60 y 70.
Las organizaciones de colonos, vecinales y comunitarias han sido movimientos vinculados principalmente a problemas locales.
Los conflictos respondieron a situaciones concretas como la expropiación de terrenos, obras públicas y privadas, pero también al mantenimiento de derechos culturales como la protección del patrimonio histórico y de la identidad.
Los vínculos internos entre los miembros de los movimientos en ocasiones se formaron en organizaciones preexistentes de tipo territorial como juntas ejidales y asociaciones de vecinos, por lo que el tejido social preexistente fue un elemento importante en la conformación de las organizaciones.
Se incorporaron clases sociales de zonas que anteriormente prácticamente no tomaban parte en las movilizaciones, como el caso de las clases medias y los vecinos de colonias de ingresos altos, afectados por la crisis, los megaproyectos y las obras viales.
A diferencia del MUP, las nuevas organizaciones vecinales o comunitarias no lucharon por obtener tierras o servicios, sino para mantenerlos y conservar su calidad de vida, por lo que sus luchas son de tipo predominantemente defensivo.