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La Modernidad y Su Eterno Retorno Moral, o La Voluntad Por Lo Correcto
Hay que considerar a la tradición como ese conjunto de dispositivos y tecnologías morales, de la vida cotidiana y del sentido común, a partir de las cuales el individuo organiza su vida, le da sentido, se diseña como sujeto moral en la práctica y en la auto concepción de su mismidad clasificada como gay, lesbiana, bisexual, intersexual, indígena, mujer, obrero, migrante, joven... Estos principios morales tienen su fundamento en la tradición. Por ende, es desde la tradición que el sujeto se autodiseña en un ejercicio hermenéutico, de la “inquietud de sí” o lo que Foucault nombró como “tecnología del sí” (Foucault, 2001), para dinamizar la auto-concepción del individuo y de sus relaciones totales con los otros, cuyo consecuente es la posibilidad de modificar, no cambiar ni sustituir, las configuraciones sociales imperantes de una época. De esta manera, la tradición es el punto de partida bajo el que se expresa los actuales principios político-morales, en ciernes, a la que nombramos como “voluntad por lo correcto”, ese eterno retornar de las formas simbólicas, el camino que recorren los movimientos sociales a la modernidad, o si se prefiere, a la posmodernidad.