Jóvenes y Narcocultura: Otra Forma De Colectividad

La relación entre los jóvenes y la narcocultura cobra relevancia por el incremento y diversidad de productos culturales como la músicas, series de televisión y películas de ficción sobre el tráfico de drogas, y porque los jóvenes son sus principales receptores, tengan o no relación con el narcotráfico.

En Nayarit, México, se realizó una investigación donde participaron 217 jóvenes del poblado de Pantanal, de entre 15 y 20 años de edad a través de una encuesta y grupos de enfoque. Entre los hallazgos se encontró que es notorio que estos tres productos culturales están entre sus elecciones como medios de entretenimiento, lo que conlleva su consumo, apropiación e interiorización. La predilección de estos productos no depende necesariamente de su nivel económico, ya que los consumen jóvenes de familias de bajos y altos ingresos; lo hacen tanto hombres como mujeres, aunque el sentido que le dan es distinto: para ellos representan imaginarios de una vida llena de acción, riqueza y poder, mientras para ellas es la imagen de la mujer que triunfa por ser la esposa de un capo o logra estar al frente un cartel. La apropiación de estos productos va más allá del mero entretenimiento, ya que también los toman como fuentes de información sobre aspectos que los jóvenes consideran reales, sobre todo la corrupción del gobierno, la inteligencia de los narcotraficantes para lograr lo que quieren, así como el poder que adquieren aunque pongan en riesgo su vida o su libertad.

Ante un entorno de elevada exclusión y desigualdad social, los jóvenes encuentran en la narcocultura pautas de significación que llegan a configurarse en rasgos de identidad y pertenencia a grupos, basados en ideales de transgresión y en la búsqueda de reconocimiento y movilidad social fuera del orden y la legalidad.