La evolución de Bioscience se ha convertido en la principal esperanza, sin embargo, por lo que esta evolución es necesario que las personas se exponen al riesgo, tanto para el análisis de nuevas técnicas y productos, y las intervenciones.
Frente a la creciente innovación tecnológica que buscan prolongar la vida de los enfermos terminales, la eutanasia, tema antiguo, debe dejar espacio para un debate más profundo, ya que no hemos encontrado una solución adecuada para su práctica, en muchos aspectos en juego político, económico, social, familiar, moral, religioso y jurídico.
Por lo tanto, es imprescindible para asegurar que cada ser humano una vida digna y no fuera de lugar decir que la dignidad a menudo está en proporción directa a la atención de la más íntima, con la agencia de derecho que garantice el mantenimiento de la vida digna y los intereses legítimos.
A menudo, estos empleados nuevos conocimientos científicos con el fin de prolongar la vida del enfermo terminal, en lugar de darle más calidad de vida, terminan rompiendo su cuerpo y su dignidad, separado de los tratamientos resultando en formas humanas.
No sólo vale la pena vivir, sino también la muerte digna, debe ser analizada, la medición de la validez de la utilización de técnicas científicas para la prolongación artificial de la vida viables en situaciones irreversibles, donde hay pérdida de conciencia del sujeto, así como la previa el consentimiento informado del sujeto a través de un documento sobre las voluntades anticipadas, testamento vital.