Gonzalo Cáceres y Francisco Sabatini
La ponencia analizará el desafío urbano que enfrentan muchos barrios populares auto-producidos desde hace medio siglo en las ciudades chilenas. ¿Cuál desafío? Fraseado en una pregunta general: ¿De qué modo han capitalizado los barrios populares pericentrales la cambiante geografía de oportunidad de la ciudad ? Según su situación de segregación residencial, y la mutación de ésta a través de los nacientes procesos de gentrificación y otros factores, hay nuevas pero desiguales posibilidades de progreso material, de acceso al trabajo y los servicios, o de movilidad residencial. El artículo hará mención de experiencias donde se ha mantenido y hasta reforzado la identidad barrial pese a la relocalización de nuevos residentes de ingresos superiores al promedio. Los barrios populares suelen ser objeto de severo cuestionamiento. Incluso cuando han conseguido una afiatada integración morfológica, la sospecha respecto a la idoneidad ética de sus habitantes se reproduce bajo la forma del prejuicio. De así necesitarlo, la sociedad urbana puede manufacturar sus preconcepciones hasta convertirlas en estigma territorial. Cuando se produce dicha transición, es muy probable que los fenómenos de “guetización” sean difíciles de evitar. A diferencia de lo que piensan muchos renovadores urbanos que confunden desarrollo parsimonioso con obsolescencia inexorable, los barrios populares son mucho más que un recipiente inmovilizado, una fotografía envejecida o una historia pasiva. La planificación urbana aparece desafiada para controlar los procesos expulsivos que muchas gentrificaciones parecieran incoar. Forjar una ciudad heterogéna pero cohesionada no es una utopía. Un camino para formar una nueva geografía social es la “gentrificación sin expulsión”.