Ahora bien, dichos procesos culturales poseen, siguiendo la noción de imaginario social de Cornelius Castoriadis (2008, 2007, 1997) dos dimensiones fundamentales. El ámbito de las prácticas instituidas, es decir sancionadas explícita o implícitamente por la sociedad; y el universo de significaciones que entretejen y se encarnan en aquellas prácticas.
En la presente ponencia abordaremos el imaginario social del movimiento arcoíris en Chile, en la dimensión referida a las prácticas instituidas. Ellas han sido indagadas a través de una observación participante efectuada desde febrero del año 2009 hasta la actualidad, en diversos ámbitos, entre los que cabe mencionar, los “encuentros arcoíris” de Coñaripe (2009) y Chanleo (2010) y visitas periódicas a la ecoaldea “Refugio del guerrero arcoíris”.
De los análisis efectuados se han obtenido una serie de instituciones o prácticas sedimentadas, que relacionadas entre sí, intentan resolver cuestiones relativas a la economía, toma de decisiones, espiritualidad y vida comunitaria, entre otras.
Provisoriamente sostenemos que en el movimiento arcoíris se da un sincretismo de identidades colectivas (ecologistas, indigenistas y pacifistas) que generan un campo de subjetividades alternativo a la colonización del mundo de la vida por la razón instrumental. (Habermas, 1992)