El estado de bien estar social x el estado de buen vivir: Que educación quieremos nosotros?

Especialmente desde la segunda mitad del siglo XX, puede decirse que la educación de América Latina, en general, ha seguido a determinaciones externas, guiadas por organismos como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. El objetivo de estas agencias es la integración de los países latinoamericanos en el circuito del capitalismo neoliberal en condiciones subalternas, como eternos consumidores. El resultado de esto escenario para la educación es un proyecto educativo que no se destina a la formación de las personas, pero a la formación de capital humano, y que no intenta fortalecer a los individuos como sujetos políticos, para que se pueda mantener esta situación de dominación a través de los mecanismos de la colonialidad del saber.
Los rankings internacionales de rendimiento educativo a los quales se sometem nuestras políticas estatales de educación se rigen por normas que no mantienen relaciones con las realidades inmediatas que enfrentan, en diferentes contextos, los sujetos a los quales se avalia y a los quales se destina esta misma educación. Como consecuencia, se produce un sistema de regulación que torna la educación más homogénea, con respecto a planes de estudio, y más excludente, con respecto al acceso.
En este artículo se propone realizar una lectura de los escritos sobre educación de Pierre Bourdieu a cerca de los sistemas escolares, vistos como campos de autonomía relativa sobre los cuales se extiende la lógica del mercado, consagrado en el valor de los diplomas. En contraposición a esta perspectiva, se realizará una lectura crítica de los estudios sobre la ética de la liberación de Enrique Dussel, como propuesta alternativa para la construcción de una educación dirigida a la emancipación política de los sujetos, en un modelo participativo en el cual los estudiantes no sean tratados como mera pasividad.