En el último decenio Brasil se ha consolidado como la principal economía latinoamericana. El país tropical - teniendo como palanca propulsora, principalmente la explotación de su gran reserva de recursos naturales - se destaca como una potencia regional y trata de asegurar su influencia en Sur de América. Es el cuarto mayor acreedor de los Estados Unidos y sus multinacionales (concentradas, sobretodo, nel sector primario) se expanden por el continente, algunas hasta se encuentran entre las empresas más influyentes del capitalismo contemporáneo.
Una “nueva burguesía” brasileña si consolida en el mercado internacional, además de las mercancías, las multinacionales tienen exportado capital vía inversiones extranjeras directas con el objetivo de obtener mayor proyección internacional. Aunque la expansión ha aumentado el número de conflictos del país con sus vecinos. Las exportaciones de Brasil creció 200% entre 2003 y 2008, y en los tres años a partir de 2006 a 2008 nuestras empresas han investido más en el mercado internacional que él en nosotros; además de esto, algunos hechos como: "entrenamiento" militares en nuestras fronteras; el mando de las tropas en Haití; la busca por una silla permanente en consejo de seguridad de la ONU y algunas diferencias comerciales con los Estados Unidos nos llevan al regreso del concepto de subimperialismo desarrollado por Ruy Mauro Marini.
El presente trabajo tiene como objetivo retomar el concepto y analizar de qué forma su contribución nos ayuda a comprender este nuevo proceso histórico que tiene como principal marco la ascensión del Lula en el gobierno brasileño. Haremos un debate teórico sobre el subimperialismo evocando el tribunal de apelación de la historia (Thompson, 1978) reciente para verificar si hay validez del concepto. Este trabajo no pretende en modo alguno encerrar la discusión sobre el tema, sólo es el comienzo de una vasta investigación.