Culturas En Ruinas: Entre Posibilidades y Escapes
Los problemas de la cultura aparecen en todas estas formas: en primer lugar, cultura como concepto se crea de una manera tan abstracta que ha resultado inviable para ser definida; la cultura como herramienta analítica opera de manera evolutiva, en la que al describir las costumbres de un pueblo inevitablemente tienden a ser comparadas, juzgándolas como evolucionadas o primitivas; cultura como forma de operar la sociedad tiende a limitar formas de vida otras, homogeneizando las subjetividades y anulando las singularidades.
Con las fragmentaciones de identidades colectivas en la posmodernidad, presentadas por Stuart Hall (2006), podemos observar que las limitaciones dadas por estas identidades se están rompiendo, principalmente debido a no seguir apoyando las propias limitaciones a las que nosotros mismos nos sometemos.
Frente a un escenario en el que existe una cultura dominante, de masas como lo presentan Guattari y Rolnik (1986), las identidades consideradas subalternas o marginadas son extremadamente importantes como estrategias de resistencia. Sin embargo, todavía se cae en las trampas dadas por la identidad colectiva, donde además de existir contrapuntos, como mencioné anteriormente, el carácter colectivo puede facilitar formas de captura por parte de la cultura hegemónica.
Así pienso que destrozar culturas es un proceso continuo, desde romper la hegemonía hasta lo que yo llamo "culturas menores", y aun así continuar esta fragmentación hasta reducirla a polvo, entrando en un devenir-polvo, donde la singularidad puede operar como granos de polvo, desprendidos de la masa y homogeneización.