La creación del Distrito Especial comenzó por arrebatarle al Departamento de Cundinamarca —la organización territorial a la que pertenecía la capital— no sólo a la ciudad sino a seis municipios que fueron anexados a ella, pasando al control directo del presidente. Posteriormente, en 1968, el Congreso le dio poderes al presidente para expedir un Estatuto Orgánico para el Distrito el cual trasladó al alcalde, nombrado directamente por el presidente, muchas las atribuciones del Concejo, el órgano colegiado de representación popular del municipio. La respuesta de las fuerzas regionales fue una demanda de inconstitucionalidad a la norma que terminó con la inexequiblidad de gran parte de su articulado y el bloqueo en el Congreso de toda solicitud para la expedición de uno nuevo así como la exclusión del Distrito del ámbito de aplicación la nueva ley de descentralización expedida en 1986. Sólo con la expedición de la Constitución de 1991 en la cual se replanteó la relación entre Estado central y regiones Bogotá recuperó su liderazgo descentralizador.