Cuba libre sirvería a dos propósitos inmediatos. En primer lugar, ser un prototipo para otras repúblicas de Hispanoamérica, ya que se constituyería una nación autoctone, con raíces plantadas en suelo latinoamericano y marcada por un proceso histórico único. En segundo lugar, detener la marcha imperialista estadunidense, pues la condición de colonia favorecería las acciones estadunidenses en el continente pela puerta antillana. De la aguda percepción de la política exterior de EE.UU., con los legisladores y los periódicos difundindo ideas de cuan natural sería extender sus operaciones hacia el sur del continente, un lugar de raza mixta degenerada, Martí concibió un plan audaz de la defensa, una demarcación de la identidad continental de manera distinta. En las jóvenes repúblicas, los componentes hispanoamericanos son naturales, esenciales y culturalmente distintos.
El movimiento nacional dirigido a la liberación, no sólo la independencia de Cuba y Puerto Rico - islas gemelas -, pero también abogó por la transformación de la realidad socio-económica de las otras repúblicas de América, que aún sufren de los males heredados del colonialismo español. La liberación de las Antillas del dominio colonial sería un primer paso hacia la segunda independencia, ahora del imperialismo estadunidense.
Este trabajo pretende analizar la obra de José Martí y mostrar cómo la misma se puede insertar en el contexto del pensamiento latinoamericano que llegó a ser consolidada en el siglo XX.